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Es el epígrafe estéril el que marca​
el deseo avieso de los muertos​
la entidad forzada por el canto vulnerado​
el canto que nadie dicta desde otro lugar​
el abismo al revés como una nada adquirida​
la melancolía sin más mensaje​
que la palabra acechada ante su boca.

Quién es feliz frente a esta avalancha de lo otro:​
un dios que no quiere ser​
más allá de su permanente cercanía,​
un ser que para serlo desanda el límite​
desde el límite mismo,​
el muerto diario que encerramos​
en cada día naciente,​
los sueños que nacen y mueren​
mientras una parte de lo que somos​
abraza los sucesivos derrumbes​
y multiplica la fugacidad de los epitafios.

Nadie dicta tanta muerte​
para tanta vida​
nadie​
ni siquiera el abismo.



Conrado Yasenza (15 de agosto de 2007)

Haiku

 

soy un poeta sin libro,
como un efímero clavel del aire.

 

Conrado Yasenza

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