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Raro resplandor de primavera

 

 

La vida nunca aprende de nosotros 
o nosotros nos enseñamos mal;
la vida es una maleducada, divina, 
y nosotros, mal aprendidos, 
nos pretendemos una falsa educación sentimental
que nos devuelva a una casa que ya no existe.
Desesperados,  vividos por ella,
cuando al irnos esa tarde fría de septiembre
la doble cara de la piedad o del amor,
nos arranca un llanto añejo, de siglos, de sombras,
y nos recuerda 
a quien atravesando esa rara tarde primaveral,
nos extendió sin reproches, sin juicios,
la mano silenciosa de una vida esperada.
Dios ha muerto 

pero su olvido es nuestra memoria.

 

Conrado Yasenza. 17 de Febrero de 2015

Niño con una granada de mano de juguete en Central Park
Diane Arbus, 1962

Haiku

 

soy un poeta sin libro,
como un efímero clavel del aire.

 

Conrado Yasenza

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