top of page

Brie, France 1968 Henri Cartier-Bresson

Nunca son obscenas 



Nunca son obscenas ese tipo de cantidades

esos irreprochables manteles cubiertos de higos
y celos o telarañas en un esquinero,
y toallas que el tiempo derribó
en una tarde de domingo, en Enero,
aquel mes abrazador y de calor inmutable
frente a la solvencia hecha de lejanas bibliotecas,
plebeyo desierto
donde practico mi imperfecta posición de loto.
Tuve una glicina, una profética glicina,
en el patio de mi casa
que de manera incuestionable se secó
(lo dije: una profética glicina)
Nunca son obscenas ese tipo de cantidades
cuando despertamos y nos miramos al espejo
y nos reconocemos en el silencio de aquella tarde
donde un solitario benteveo canta
en el atardecer de un día cualquiera,
cuando paró de llover
y nuestros rostros se buscaron desde la ausencia
de una Virgen flourescente en azul,
ese azul que te espanta
y que ya no indica la manera de llegar
hasta el portón abierto de tu casa.

Conrado Yasenza (22 de marzo de 2013)

Haiku

 

soy un poeta sin libro,
como un efímero clavel del aire.

 

Conrado Yasenza

bottom of page